¿Se acuerdan de esa rola de Cecilia Toussaint que se llama así? Me siento bien pero me siento mal.
Pues así me siento yo, no por las mismas razones que las que explica la rola, no, para nada.
Me siento mal porque me puse muy intensa hace un rato, con lo que Luis Gerardo Salas dijo al aire en Rock 101. Y le escribí por twitter un montón de cosas: que yo no estaba de acuerdo, que no era cierto lo que él decía y así...
En una palabra: "intensié" gacho, porque hasta llore de...no era coraje, era como un apasionamiento muy fuerte.
Y me siento rara cuando me pasa algo así.
Siempre he sido muuuy intensa, antes no lo controlaba y era enojona. Hoy por hoy ya no soy así, sigo siendo intensa, pero reconozco mis emociones y trato de manejarlas de manera que no me dañe a mi misma.
Y cada vez me suceden menos exabruptos, por eso cuando me ocurren me sacan de onda.
No soy la única que tiene "momentos intensos", lo sé...supongo que tengo que integrar esos momentos tmb a mi vida.
Creo que le estoy dando demasiada importancia...respiro profundo y me siento mejor al final de que escribo esto. Me hacia falta sacarlo, desahogarme, decir que soy una chica con exabruptos, con opinión...y por un lado me da gusto saber que mi intensidad no me ha abandonado del todo.
Soy así, y me gusta ser como soy.
Besos al mundo.
jueves, 29 de julio de 2010
Un poco más sobre los covers...
Ayer, Luis Gerardo Salas a través de http://www.101.com.mx/, programó una gran gran gran rola de la gran gran gran Kate Bush, una de mis favoritas, que se llama Rubberband Girl, de su disco de 1993, The Red Shoes.
Y luego @LGSrock101 tuvo a bien programar un cover que hace Placebo de una rolota clásica de la señora Bush, llamada Running up that Hill. Qué coversazo!!! de verdad que cuando una rola es buena y la coverean unos masters como Placebo, sale pura magia.
Y luego sonó en http://www.rock101.com.mx/ una versión absolutamente HERMOSA de No Surprises, la de Radio Head, pero a cargo de Regina Spektor (que por cierto No es hija de Phill Spector y no tiene nada que ver con él...creo) que corrovora mi punto: los covers no son para hacer las rolas mejores o peores, simplemente son una forma diferente de interpretar música que a diferentes músicos les llega de distinta manera.
Y los que ganamos somos nosotros, porque podemos escuchar mucha maravilla sin tiempo, maravilla que se renueva y no pasa de moda. GREAT :-)
Y luego @LGSrock101 tuvo a bien programar un cover que hace Placebo de una rolota clásica de la señora Bush, llamada Running up that Hill. Qué coversazo!!! de verdad que cuando una rola es buena y la coverean unos masters como Placebo, sale pura magia.
Y luego sonó en http://www.rock101.com.mx/ una versión absolutamente HERMOSA de No Surprises, la de Radio Head, pero a cargo de Regina Spektor (que por cierto No es hija de Phill Spector y no tiene nada que ver con él...creo) que corrovora mi punto: los covers no son para hacer las rolas mejores o peores, simplemente son una forma diferente de interpretar música que a diferentes músicos les llega de distinta manera.
Y los que ganamos somos nosotros, porque podemos escuchar mucha maravilla sin tiempo, maravilla que se renueva y no pasa de moda. GREAT :-)
miércoles, 28 de julio de 2010
Tengo algo que decir acerca de los covers
Soy fan de la música, de toda sin excepción. Me gusta la que me gusta, me refiero a que obviamente soy subjetiva y no digo qué música es buena o mala en general, hablo de la que me llega.
En fin, me gustan los covers, no todos, hay unos bastante gachos, pero en cambio hay otros que son belleza pura.
Un ejemplo para mi es el disco Dylanesque, de Bryan Ferry, que salió en 2007 y yo compré en ese mismo año. Son versiones de Bryan Ferry a las canciones de Bob Dylan, y es una delicia de principio a fin. Bryan toca la harmónica y su voz me desarma. A los fans de hueso colorado de Dylan no les gustó mucho, porque a esos citados fans les encanta la voz de Dylan, rasposona, y creen que sus rolas van bien únicamente con su voz. Yo no soy tan rigurosa (ni tan fan de Dylan, by the way).
En este asunto de los covers Bryan Ferry no es ningún novato, tiene una versión clásica y hermosa de Jealous Guy, sí, la de John Lennon. Y para atraverse a hacerle un cover a John Lennon hay que tener pantalones. Pues Ferry los tiene, porque no sólo la "coverea", sino que lo hace muy bien ¿no me creen? hasta la cantó en el concierto de Live Aid de 1985, con el clásico silbido que le integró, y es un maravilla.
Y hablando de John Lennon, otro que le hizo cover fue su compadre Elton John (es padrino de Sean), con la de Lucy in the Sky with Diamonds. A muchos no les gusta la versión de Elton, que porque le quitó el sabor a "LSD" de la original. Lo que queda bien claro es que nadie le enseña a ELton John a hacer pop y su versión de Lucy es más pop que una paleta tutsi. Conclusión: a mi sí me gusta.
Y es que yo creo que el chiste de los covers es ése, no hacerla mejor o peor, sino hacerla como el nuevo intérprete la siente. Como hizo Kate Bush con Rocket Man, la de Elton John. Bueno, aquí debo aclarar que para mi gusto Rocket Man, la original, es la canción PERFETCA.
Pues bueno, se ve que a doña Kate tmb le gusta mucho porque la tomó e hizo con ella maravillas insospechables que la vuelven más etérea, más espacial, otra obra de arte.
Y uno que es el mero master de los covers es George Michael. También a "covereado" a su compadre y compañero de sector, Elton John, con la versión ya clásica y muy conocida de Don't let the sun...Menos conocida y más magistral es la versión de George Michael hace de Tonight, otro verdadero "rolón" de Elton y Bernie, que a George le sale a las mil maravillas.
En fin, me gustan los covers, no todos, hay unos bastante gachos, pero en cambio hay otros que son belleza pura.
Un ejemplo para mi es el disco Dylanesque, de Bryan Ferry, que salió en 2007 y yo compré en ese mismo año. Son versiones de Bryan Ferry a las canciones de Bob Dylan, y es una delicia de principio a fin. Bryan toca la harmónica y su voz me desarma. A los fans de hueso colorado de Dylan no les gustó mucho, porque a esos citados fans les encanta la voz de Dylan, rasposona, y creen que sus rolas van bien únicamente con su voz. Yo no soy tan rigurosa (ni tan fan de Dylan, by the way).
En este asunto de los covers Bryan Ferry no es ningún novato, tiene una versión clásica y hermosa de Jealous Guy, sí, la de John Lennon. Y para atraverse a hacerle un cover a John Lennon hay que tener pantalones. Pues Ferry los tiene, porque no sólo la "coverea", sino que lo hace muy bien ¿no me creen? hasta la cantó en el concierto de Live Aid de 1985, con el clásico silbido que le integró, y es un maravilla.
Y hablando de John Lennon, otro que le hizo cover fue su compadre Elton John (es padrino de Sean), con la de Lucy in the Sky with Diamonds. A muchos no les gusta la versión de Elton, que porque le quitó el sabor a "LSD" de la original. Lo que queda bien claro es que nadie le enseña a ELton John a hacer pop y su versión de Lucy es más pop que una paleta tutsi. Conclusión: a mi sí me gusta.
Y es que yo creo que el chiste de los covers es ése, no hacerla mejor o peor, sino hacerla como el nuevo intérprete la siente. Como hizo Kate Bush con Rocket Man, la de Elton John. Bueno, aquí debo aclarar que para mi gusto Rocket Man, la original, es la canción PERFETCA.
Pues bueno, se ve que a doña Kate tmb le gusta mucho porque la tomó e hizo con ella maravillas insospechables que la vuelven más etérea, más espacial, otra obra de arte.
Y uno que es el mero master de los covers es George Michael. También a "covereado" a su compadre y compañero de sector, Elton John, con la versión ya clásica y muy conocida de Don't let the sun...Menos conocida y más magistral es la versión de George Michael hace de Tonight, otro verdadero "rolón" de Elton y Bernie, que a George le sale a las mil maravillas.
miércoles, 21 de julio de 2010
Prácticas y creencias literarias
Tengo algunos libros, no son muchos. Cuando voy a casa de mi amiga Ju, me doy cuenta de que los míos son bien poquitos.
Pero los quiero, quiero a mis libros. Son interesantes, son bonitos. Desde hace mucho hago algo que me encanta: uso como separadores cosas que no son separadores: boletos de tren, de camión, pases de abordar de avión, recetas médicas, etc.
Y cuando acabo de leer los libros dejo ahí el papelito que fungió como separador, y guardo el libro. Y después, cuando pasa el tiempo y vuelvo a agarrar el libro, veo lo que usé de separador y me acuerdo de cosas.
AMO HACER ESO, por ejemplo, ayer regresó a mis manos mi ejemplar desvencijado de Rayuela, donde tengo guardados dos papelitos que hicieron de separador cuando lo leí: un boleto de metro de Londres y una entrada de cine de Cardiff.
Vi mi libro y vi esos papelitos y todos esos días regresaron a mi cabeza frescos y hermosos. Adoro la sensación, amo mi vida.
Otra cosa que creo fielmente es que mis libros me quieren a mi. Y los que no he leído esperan acomodaditos en el librero a que yo los lea. Ya están formados, ya hay un orden, una lista. Pero si de pronto compro un libro que se mete en la fila y altera el orden, mis libros se enojan (todavía no me imagino cómo se enoja un libro, pero creo que sí lo hacen).
Desgraciadamente para mis libros que esperan en el librero, eso pasa muy seguido. Pasó cuando compré The Catcher in the Rye, lo compré, lo empecé a leer y dejé botado al que estaba leyendo en el momento (la peor de las infidelidades literarias, lo reconozco) y los de la fila, pues todos se fueron un lugar más atrás.
Ellos saben que lo siento, que realmente lo lamento. Saben que los quiero y saben tmb que les llegará su hora (a todos les llega su hora). Les pido paciencia, y es una paradjoa, como cuando la Maga salía de una librería, yo pidiendo paciencia.
Otra creencia es que cuando dejo de leer un libro a la mitad de algo emocionante, dejo a los personajes ahí, suspendidos, y se quedan así hasta que yo vuelva a agarrar el libro y siga leyendo.
Por ejemplo, cuando leí Las dos Torres, de Tolkien, dejé al pobre de Frodo a merced de la araña gigantesca como ¡una semana! porque estuve muy ocupada y no pude retomar la lectura en todo ese tiempo. Pobre hobitt, lo reconozco, debió sufrir lo indecible...
A Leopold Bloom lo dejé en el excusado desde hace casi un año y no he vuelto a agarrar el Ulises (me da flojera, y a la vez siento pena con Leopold, pero ya lo sacaré de esa situación...)
Pero los quiero, quiero a mis libros. Son interesantes, son bonitos. Desde hace mucho hago algo que me encanta: uso como separadores cosas que no son separadores: boletos de tren, de camión, pases de abordar de avión, recetas médicas, etc.
Y cuando acabo de leer los libros dejo ahí el papelito que fungió como separador, y guardo el libro. Y después, cuando pasa el tiempo y vuelvo a agarrar el libro, veo lo que usé de separador y me acuerdo de cosas.
AMO HACER ESO, por ejemplo, ayer regresó a mis manos mi ejemplar desvencijado de Rayuela, donde tengo guardados dos papelitos que hicieron de separador cuando lo leí: un boleto de metro de Londres y una entrada de cine de Cardiff.
Vi mi libro y vi esos papelitos y todos esos días regresaron a mi cabeza frescos y hermosos. Adoro la sensación, amo mi vida.
Otra cosa que creo fielmente es que mis libros me quieren a mi. Y los que no he leído esperan acomodaditos en el librero a que yo los lea. Ya están formados, ya hay un orden, una lista. Pero si de pronto compro un libro que se mete en la fila y altera el orden, mis libros se enojan (todavía no me imagino cómo se enoja un libro, pero creo que sí lo hacen).
Desgraciadamente para mis libros que esperan en el librero, eso pasa muy seguido. Pasó cuando compré The Catcher in the Rye, lo compré, lo empecé a leer y dejé botado al que estaba leyendo en el momento (la peor de las infidelidades literarias, lo reconozco) y los de la fila, pues todos se fueron un lugar más atrás.
Ellos saben que lo siento, que realmente lo lamento. Saben que los quiero y saben tmb que les llegará su hora (a todos les llega su hora). Les pido paciencia, y es una paradjoa, como cuando la Maga salía de una librería, yo pidiendo paciencia.
Otra creencia es que cuando dejo de leer un libro a la mitad de algo emocionante, dejo a los personajes ahí, suspendidos, y se quedan así hasta que yo vuelva a agarrar el libro y siga leyendo.
Por ejemplo, cuando leí Las dos Torres, de Tolkien, dejé al pobre de Frodo a merced de la araña gigantesca como ¡una semana! porque estuve muy ocupada y no pude retomar la lectura en todo ese tiempo. Pobre hobitt, lo reconozco, debió sufrir lo indecible...
A Leopold Bloom lo dejé en el excusado desde hace casi un año y no he vuelto a agarrar el Ulises (me da flojera, y a la vez siento pena con Leopold, pero ya lo sacaré de esa situación...)
Dejen les platico...
Que cuando fui a Sudáfrica a ver a mi amiga Futhi, en enero de este año, me compré dos libros por allá: Everything is Illuminated, y Extremley loud and Incredibly close, los dos de un autor gringo, Jonathan Safran Foer.
Ya terminé el primero, Everything is Illuminated, y me gustó muchísimo, he aquí unas de las partes que más me gustaron:
Fearing his frecuent deficiencies of memory, he began writing fragments of his life story on his bedroom ceiling with one of Brod's lipsticks that he found wrappend in a sock in her desk drawer. This way, his life would be the first thing he would see when he awoke each morning, and the last thing before going to sleep each night. "You used to be married, but she left you", above his bureau. "You hate green vegetables", at the far end of the ceiling.
He slid under the red wolen sheets and looked directly above his head: "You are Yankel. you love Brod".
"They are so silly", turning back to Yankel
"Wait until I passed", closing his book, "then you can have your choice of them. But not while I'm still alive".
"I would not have any of them" kissing his forehead. "They are not for me. And besides" laughing, "I already have the most handsome man in all Trachimbrod"
"Who is it?" pulling her onto his lap, "I'll kll him"
"It's you, fool"
"Oh, are you telling me that I have to kill myself?"
"I supose I am"
Everyone performs bad actions. I do. Fahter does. Even you do. A bad person is someone who does not lament his bad actions. Grandfather is now dying because of his. I beseech you to forgive us, and to make us better than we are. Make us good.
Y hay muchas otras, pero no le sigo porque nunca acabaría y no quiero hacer de esto una entrada muy larga. Es un libro raro, porque cambia de propósito al final, casi durante todo el libro hay un asunto que luego no se retoma, pero en realidad ya no importa, porque el objetivo ha cambiado. Es muy bello.
¿Lo recomiendo? sí, lo recomiendo. Y si nomás vieron la película donde actúan Elijah Wood y Eugine Huntz, se están perdiendo de mucho, el libro es tres veces mejor que la película.
Lo compré en Sudáfrica porque ya decidí leer a los que escriben en inglés en su lengua original, y no traducidos, aunque me cueste trabajo.
Lo terminé hasta ayer en la noche porque no lo empecé a leer en enero, se metieron como dos libros en la fila de los que pacientemente esperan formados a que yo me digne a regalarles mi atención.
miércoles, 14 de julio de 2010
No hay excusa que valga
Acabo de leer una muy buena entrevista que le hicieron al escritor Hernán Rivera Letelier, ganador del premio Alfaguara de novela 2010.
Dice muchas cosas, pero destaca esa idea la pobreza, que él dice que padeció en carne propia. Dice que fue minero, yo hasta la fecha he conocido pocos oficios que sean tan rudos como el de minero, rudos en serio con el cuerpo que desciende a las entrañas de la tierra.
Y bueno, que fue superando los obstáculos y nunca dejó de escribir, y que el premio le llegó casi que por accidente, y así.
Habrá que leer la novela. Esta sí se me antoja, voy a ver qué tal está, y luego les platico.
Pero lo que quiero decir ahora mismo es que no hay pretexto. Este escritor me suena un poco resentido con eso de la pobreza y así, pero ha tenido una vida nada fácil y aún así escribió y escribe y ahora hasta se ganó un premio.
Porque la pobreza no debe ser pretexto, al contrario, yo creo que debe ser fuente, una fuente buenísima de inspiración, de ideas, de experiencias, de llenarse los ojos con cosas, la memoria con historias que cuenta la gente pobre.
Porque la gente pobre tiene una forma muy sabrosa de contar historias, y sus historias tienen una forma absolutamente única de quedarse en la memoria. Los pobres cuentan las historias entre tacos de frijoles y bolsas de mandado, entre tallar la ropa en un lavadero y escuchar "pero mi amigo, por qué estás tan tristeeee" en un radio chiquitito.
Total que me da gusto, que alguien con origen de pobreza haya triunfado. Me da gusto porque me da inspiración, y me dan ganas de seguirle, y me dan ganas de escribir más, hasta que un día el traje de "escritora" no me quede grande más.
Mi mero mole en esto de la escribidera con orígenes de pobreza es Juan José Arreola, pero, a diferencia de este señor que en esta única entrevista el reportero logra pintarlo como resentido, Arreola siempre me pareció encantado. La vida ejercía un poder de encantamiento sobre él, que él nunca reusó, al contrario, se entregó con alegría a sus embelesos.
Entonces iba por la vida descubriendo belleza, admirándolo todo, clavando la mirada en todo. Así me lo parece a mi, y por eso me encanta.
Yo voy por buen camino, un camino igual de embelesos que no me dejan en paz, que me piden que me entregue sin reticencias a la escribidera. Tal vez algún día lo logre, mientras eso pasa, hoy estoy de buenas.
Dice muchas cosas, pero destaca esa idea la pobreza, que él dice que padeció en carne propia. Dice que fue minero, yo hasta la fecha he conocido pocos oficios que sean tan rudos como el de minero, rudos en serio con el cuerpo que desciende a las entrañas de la tierra.
Y bueno, que fue superando los obstáculos y nunca dejó de escribir, y que el premio le llegó casi que por accidente, y así.
Habrá que leer la novela. Esta sí se me antoja, voy a ver qué tal está, y luego les platico.
Pero lo que quiero decir ahora mismo es que no hay pretexto. Este escritor me suena un poco resentido con eso de la pobreza y así, pero ha tenido una vida nada fácil y aún así escribió y escribe y ahora hasta se ganó un premio.
Porque la pobreza no debe ser pretexto, al contrario, yo creo que debe ser fuente, una fuente buenísima de inspiración, de ideas, de experiencias, de llenarse los ojos con cosas, la memoria con historias que cuenta la gente pobre.
Porque la gente pobre tiene una forma muy sabrosa de contar historias, y sus historias tienen una forma absolutamente única de quedarse en la memoria. Los pobres cuentan las historias entre tacos de frijoles y bolsas de mandado, entre tallar la ropa en un lavadero y escuchar "pero mi amigo, por qué estás tan tristeeee" en un radio chiquitito.
Total que me da gusto, que alguien con origen de pobreza haya triunfado. Me da gusto porque me da inspiración, y me dan ganas de seguirle, y me dan ganas de escribir más, hasta que un día el traje de "escritora" no me quede grande más.
Mi mero mole en esto de la escribidera con orígenes de pobreza es Juan José Arreola, pero, a diferencia de este señor que en esta única entrevista el reportero logra pintarlo como resentido, Arreola siempre me pareció encantado. La vida ejercía un poder de encantamiento sobre él, que él nunca reusó, al contrario, se entregó con alegría a sus embelesos.
Entonces iba por la vida descubriendo belleza, admirándolo todo, clavando la mirada en todo. Así me lo parece a mi, y por eso me encanta.
Yo voy por buen camino, un camino igual de embelesos que no me dejan en paz, que me piden que me entregue sin reticencias a la escribidera. Tal vez algún día lo logre, mientras eso pasa, hoy estoy de buenas.
viernes, 9 de julio de 2010
The Greyhound is swaying o Por una reivindicación de viajar en Bus
Hace poco me fui de vacaciones a la Huasteca Potosina. Hacía mucho que no salía de vacaciones, debo confesar, vacaciones, vacaciones, de esas en las que una sólo tiene la intención de nadar y tenderse al sol y dormir cuanto le plazca.
En fin, que me fui en bus, viajando de noche, desde la Central de Autobuses del Norte de la Ciudad de México hasta la Central de Autobuses de Ciudad Valles. Salí a las 10:00 de la noche y llegué como por ahi de las 6:30 de la mañana del día siguiente. La mera verdad no sabría decir si fue un viaje placentero o no, me dormí todo el camino.
Una vez en Ciudad Valles, me trasladé a todos sus aldededores en buses de esos que los mexicanos solemos llamar "guajoloteros", y esos son los viajes que quiero reivindicar en esta humilde entrada de blog.
Aquí van mis múltiples razones por las que viajar en ese tipo de transporte "es conveniente, es bueno", como dice un canto náhuatl.
1) Conoces gente de ahi, lugareños. Siempre me ha parecido la cosa más interesante de viajar, platicar con personas que ven el mundo desde otro ángulo. Yo hice dos que tres amigos platicando con la gente del bus.
2) Admiras paisaje. ¡Y qué paisajes! los de la Huasteca Potosina
3) Te internas, literalmente, por los caminos, cosa que no sucede cuando se viaja en avión. (hasta la fecha no comprendo cómo se trazan las rutas aéreas, ni cómo se siguen, ni cómo le hace el piloto para identificarlas).
4) Tienes la opción de comprar pistaches, cacahuates garapiñados, nueces, y en partícular en terrenos de la Huasteca Potosina, lichees, esas frutitas que creo que son de origen asiático, chiquitas, rosadas, con la cáscara llena de piquitos. En las verdes tierras potosinas crecen por miles, y la bolsa grande cuesta 10 pesos.
5) En resumen es una forma linda de viajar, tiene algo de romántico, algo de añejo, de provinciano. A mi me recuerda a mi madre emigrando de su natal Zitácuaro a la voraz Ciudad de México, me recuerda a mi abuelo, viniendo a visitar a su hija, me recuerda hasta a la telenovela María, esa donde actuaba Victoria Rufo, y en la entrada salía despidiéndose de sus hermanitos para irse de sirvienta a la ciudad...
En fin, que me fui en bus, viajando de noche, desde la Central de Autobuses del Norte de la Ciudad de México hasta la Central de Autobuses de Ciudad Valles. Salí a las 10:00 de la noche y llegué como por ahi de las 6:30 de la mañana del día siguiente. La mera verdad no sabría decir si fue un viaje placentero o no, me dormí todo el camino.
Una vez en Ciudad Valles, me trasladé a todos sus aldededores en buses de esos que los mexicanos solemos llamar "guajoloteros", y esos son los viajes que quiero reivindicar en esta humilde entrada de blog.
Aquí van mis múltiples razones por las que viajar en ese tipo de transporte "es conveniente, es bueno", como dice un canto náhuatl.
1) Conoces gente de ahi, lugareños. Siempre me ha parecido la cosa más interesante de viajar, platicar con personas que ven el mundo desde otro ángulo. Yo hice dos que tres amigos platicando con la gente del bus.
2) Admiras paisaje. ¡Y qué paisajes! los de la Huasteca Potosina
3) Te internas, literalmente, por los caminos, cosa que no sucede cuando se viaja en avión. (hasta la fecha no comprendo cómo se trazan las rutas aéreas, ni cómo se siguen, ni cómo le hace el piloto para identificarlas).
4) Tienes la opción de comprar pistaches, cacahuates garapiñados, nueces, y en partícular en terrenos de la Huasteca Potosina, lichees, esas frutitas que creo que son de origen asiático, chiquitas, rosadas, con la cáscara llena de piquitos. En las verdes tierras potosinas crecen por miles, y la bolsa grande cuesta 10 pesos.
5) En resumen es una forma linda de viajar, tiene algo de romántico, algo de añejo, de provinciano. A mi me recuerda a mi madre emigrando de su natal Zitácuaro a la voraz Ciudad de México, me recuerda a mi abuelo, viniendo a visitar a su hija, me recuerda hasta a la telenovela María, esa donde actuaba Victoria Rufo, y en la entrada salía despidiéndose de sus hermanitos para irse de sirvienta a la ciudad...
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