martes, 31 de agosto de 2010

Carta sin entregar 1

Hola:

Hoy hice algo. Huí. (¿la primera persona del pasado simple del verbo huír lleva acento?; ¿el infinitivo lo lleva también?)

Pero no huí de él, huí de mi. Me asusté (poquito) y puse en práctica los consejos sensatos de gente sensata. La gente sensata no cree en las cosas que yo creo. Y la gente sensata a demostrado tener la razón tantas veces por encima de mis creencias y de mis sentimientos, que esta vez elegí creerles.

Cuando le hago caso puramente a lo que siento soy muy atravancada (¿va con v o con b?) no pienso, nomás actúo. Y estuve a dos de ... me imagino que las vidas de todas TODAS las personas del mundo del pasado y del presente son líneas paralelas. Hay líneas que van muy juntitas, esas son las vidas de los que estamos juntos: familia, amigos queridos, amores. Y hay líneas que van solitas, y unas que ya se terminaron (esos son los que ya se murieron) y otras que apenas comienzan y algunas son muy largas...

Mi línea-vida va juntita a la de mi familia, de un lado, pero del otro lado no hay nadie. Va sola.

Y a veces mi vida-línea se inclina muchísimo hasta casi tocar o atravesar otras líneas-vidas, en ese afán de querer correr paralela a otra línea-vida que sea mi amor.

Estuve a dos de meterme en la línea-vida de una persona que no es para mi... según los sensatos.

Estuve a punto de inclinar mi línea-vida hasta lo máximo. Y me dió miedo que se fuera a romper (un miedo infundado, por los sensatos, porque en realidad creo que mi línea-vida es de bambú, se dobla, pero no se rompe) y huí.

Pero yo tenía tantas ganas de creerle a él, de creerme a mi. Yo tenía tantas ganas de que fuera cierto y con eso cerrar las bocas de todos los sensatos para siempre y decirles "MIREN, la sensatez a veces se equivoca. Mi locura TRIUNFÓ, soy FELIZ!!!".

Y no hice eso, huí.

Besos al mundo, Adiós.

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