domingo, 5 de septiembre de 2010

Puentes...


Hace mucho que no voy a Argentina, a Buenos Aires. Deseo con todo el corazón regresar. 
Algo de lo que más me gusta de Buenos Aires son sus librerías, hay muchas, llenecitas todas de autores argentinos. También hay de otras partes del mundo, por supuesto, pero comprar obras de autores argentinos en Argentina se siente diferente, se siente bien.
La última vez que fui, en primavera de 2007, estaba con mi amiga Futhi en el Cementerio de la Recoleta, y desde ahí nos fuimos caminando a la librería El Ateneo, una que fue teatro y ahora es librería. 
En el camino nos cayó una gran tormenta y nos mojamos muchísimo. Llegamos a la librería hechas una sopa. Y como la sección de libros en inglés (lengua que habla Futhi, además de su lengua materna que es el Zulu) es limitada, Futhi se quedó sentadita en la cafetería, tomando café, leyendo algo que encontró en inglés, y cuidando mis zapatos. 
Yo me fui caminando descalza por los pasillos hasta la sección de libros para niños. Sé que en la UBA existe la carrera de literatura infantil, y sé que Argentina tiene un prestigio bonito en lo que a escritores para niños se refiere.
Me atendió una chica muy amable y compré como 10 libros (entre los míos y los que eran encargo de Ju).
Uno de los más hermosos es de Elsa Bornemann y se llama "El Libro de los Chicos Enamorados".
Son poemas que tratan del amor que sentimos todos cuando somos niños.
Mi poema favorito se llama puentes y es este (le cambié dos palabras, porque me gusta más como suena con las dos palabritas que le cambié):
Tiendo tiendo puentes
para que me encuentres
Un puente de tela,
con mis acuarelas...
Un puente colgante,
con tiza brillante...
Puentes de madera,
con lápiz de cera...
Puentes levadizos,
plateados, cobrizos...
Puentes irrompibles,
de piedra, invisibles...
Y tú, ¡quién creyera!
ni los ves siquiera...
Hago cien, diez, uno...
no cruzas ninguno
Más como te quiero
dibujo y espero
¡Bellos, bellos puentes
para que me encuentres!
Y todo este asunto de los puentes me recuerda a mi más amado escritor, a Julio Cortázar, y su Rayuela, mi libro favorito. Amo ese libro, amo lo que dice y amo físicamente al libro. 
Lo leí aquí en México, pero me lo llevé a Cardiff los días que viví allá, para trazar la ruta que hice en París.
Bueno, pues en el capítulo 93, hermosísimo capítulo, bello, maravilloso, mágico, que en una parte dice:
"...me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado..."
Y todo eso de los puentes, aunado a una experiencia que tuve hace unos años, me llevó a escribir algo que me gusta. Y que en otra entrada compartiré. 
Por ahora le dejo besos al mundo...

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