Vayan todos, fluyan en manadas a los cines a ver El Infierno.
Está mega buena la película.
Produce muchos sentimientos raros, se le pueden dar varias lecturas (una muy interesante desde el punto de vista de los indígenas en el ejército. De hecho pinta una cierta "deshumanización" de los indígenas, algo raro, esa parte no me acabó de encantar, pero en fin).
Y lo mejor de la película sin duda es la actuación de Joaquín Cosío, y la dirección maestra de Luis Estrada que logra que los espectadores sintamos afinidad por los matones.
Eso es real, personajes como el Cochiloco o el Beni son adoptados por el público "from the word go", y los pinta en todas sus facetas.
Sobre todo al Cochiloco, es un tipo que en las dos horas y media que dura la película, la gente realmente lo llega a querer. Es impresionante, porque físicamente, en su lenguaje, en sus prácticas, tanto en el narco con a nivel personal, el Cochiloco es un "buen" tipo.
Y no es una comedia, eso es algo que me caga mucho de algunas críticas que he leído. Para nada es comedia, el humor es cien por ciento involuntario.
Al menos para mi como espectadora fue imposible no pensar en la mafia italiana, en que las prácticas de los narcos son muy de cada cultura, de cada país: la música hasta en los funerales, los atuendos todos llenos de adornos brillantes, la manera de vivir de los meros capos, la decoración de sus casas, la relación con su familia... es todo un mundo aparte, con códigos que Luis Estrada maneja RE bien.
La importancia de bautizar las pistolas, por ejemplo. La homosexualidad tolerada, admitida, velada, eso sí, pero la hombría no se prueba por la preferencia sexual, sino por la capacidad para matar, para defender...
Yo amé la película, con justicia se ubica en la categoría C, las dos horas y media se van de volada, adoptar al Beni, el personaje de Damián Alcázar es inevitable, desear que gane, que le vaya bien... adoptar aunque sea un poco al Cochiloco, sentir gacho cuando le va mal...
Neto, vayan a verla.
viernes, 17 de septiembre de 2010
viernes, 10 de septiembre de 2010
Descubrimiento hermoso
Hace unos días, vagabundeando por la internet, me encontré con esta chulada de canción. Se las dejo porque es hermosa.
Y le dejo BESOS AL MUNDO.
Y le dejo BESOS AL MUNDO.
domingo, 5 de septiembre de 2010
Puentes...
Hace mucho que no voy a Argentina, a Buenos Aires. Deseo con todo el corazón regresar.
Algo de lo que más me gusta de Buenos Aires son sus librerías, hay muchas, llenecitas todas de autores argentinos. También hay de otras partes del mundo, por supuesto, pero comprar obras de autores argentinos en Argentina se siente diferente, se siente bien.
La última vez que fui, en primavera de 2007, estaba con mi amiga Futhi en el Cementerio de la Recoleta, y desde ahí nos fuimos caminando a la librería El Ateneo, una que fue teatro y ahora es librería.
En el camino nos cayó una gran tormenta y nos mojamos muchísimo. Llegamos a la librería hechas una sopa. Y como la sección de libros en inglés (lengua que habla Futhi, además de su lengua materna que es el Zulu) es limitada, Futhi se quedó sentadita en la cafetería, tomando café, leyendo algo que encontró en inglés, y cuidando mis zapatos.
Yo me fui caminando descalza por los pasillos hasta la sección de libros para niños. Sé que en la UBA existe la carrera de literatura infantil, y sé que Argentina tiene un prestigio bonito en lo que a escritores para niños se refiere.
Me atendió una chica muy amable y compré como 10 libros (entre los míos y los que eran encargo de Ju).
Uno de los más hermosos es de Elsa Bornemann y se llama "El Libro de los Chicos Enamorados".
Son poemas que tratan del amor que sentimos todos cuando somos niños.
Mi poema favorito se llama puentes y es este (le cambié dos palabras, porque me gusta más como suena con las dos palabritas que le cambié):
Tiendo tiendo puentes
para que me encuentres
Un puente de tela,
con mis acuarelas...
Un puente colgante,
con tiza brillante...
Puentes de madera,
con lápiz de cera...
Puentes levadizos,
plateados, cobrizos...
Puentes irrompibles,
de piedra, invisibles...
Y tú, ¡quién creyera!
ni los ves siquiera...
Hago cien, diez, uno...
no cruzas ninguno
Más como te quiero
dibujo y espero
¡Bellos, bellos puentes
para que me encuentres!
Y todo este asunto de los puentes me recuerda a mi más amado escritor, a Julio Cortázar, y su Rayuela, mi libro favorito. Amo ese libro, amo lo que dice y amo físicamente al libro.
Lo leí aquí en México, pero me lo llevé a Cardiff los días que viví allá, para trazar la ruta que hice en París.
Bueno, pues en el capítulo 93, hermosísimo capítulo, bello, maravilloso, mágico, que en una parte dice:
"...me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado..."
Y todo eso de los puentes, aunado a una experiencia que tuve hace unos años, me llevó a escribir algo que me gusta. Y que en otra entrada compartiré.
Por ahora le dejo besos al mundo...
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)